Lic. Óscar Kuri Armendáriz.- ¿Terminaremos todos trabajando para una máquina inteligente o la máquina funcionará con personas inteligentes?
En un ambiente de era digital que está conquistando lo más sagrado que es el ambiente familiar, un mundo conectado a una red, la tecnología de la información está tan extendida que llega a 3,000 millones de los 7,000 mil millones de personas en el mundo. Se convierte en una civilización informacional y con una presencia en nuestro hogar.
En un humanismo progresista se plantean tres necesidades del ser humano:
I. Voltéame a ver
II. Escúchame
III. Reconóceme
Que en familia se atiendan las necesidades más básicas. Todas las personas necesitamos un lugar que podamos llamar nuestro hogar, desde donde se fija una dirección y un rumbo bien orientado, de tal manera que si soltamos ese control a nuestros hijos, a navegar en aguas desconocidas, llámese “era de la informática”, sin nuestra orientación estamos perdidos. Un hogar no es un lugar específico, es un referente de actos de personas, de valores, de camino, de voz de búsqueda de vida, de relación física y espiritual de amor.
El contraste, en la primavera del 2017, el director ejecutivo de Microsoft, Sutya Nodella, mencionó los 500 millones de dispositivos que tenían instalados en Windows 10, los 100 millones de usuarios mensuales de software, los 140 millones de usuarios del asistente digital de su empresa Cortana, más de 12 millones de organizaciones que están suscritas a sus servicios en la nube, incluidas el 90% de las empresas de Fortune 500.
Algunas otras empresas líderes de la era digital que atraen más de 1,000 millones de usuarios al mes con Gmail, Android, Chrome, maps, buscador de Google, YouTube, Google play store o fotos que se suben diariamente; 1,200 millones de fotografías… Estas tecnologías nos trasladan a una era mágica que nos atiende en cualquier lugar. Es decir, esto nos lleva a una utopía donde la inteligencia de las máquinas está llevando a un jardín del Edén, materia y deshumanización.
Zuckerberg, creador de Facebook, supo cómo captar la inestabilidad de la modernidad, las corporaciones conocerán todos los libros, películas y canciones que una persona haya consumido a lo largo de su vida, de tal suerte que si viajas a un lugar te podrá recomendar un hotel, un restaurante y cuando lleguemos el mesero conocerá nuestros gustos. Zuckerberg sostiene que se podrá conocer de las personas sus conductas y esos datos nos permitirán proyectar hacia el futuro con estadísticas a las tendencias del consumo.
El progreso de la humanidad hace que se reúna no solo en ciudades y naciones, sino también en comunidades globales. Para ilustrar todo este concepto, es como cuando el mago le da todo el control a la escoba, pero ésta se sale de control.
Sin duda, la tecnología es una gran herramienta de trabajo, en mi humilde opinión debemos ser vigilantes y establecer parámetros éticos y legales para evitar la deshumanización y lograr mantener un control de nuestras relaciones humanas, familiares y sociales por encima de los estereotipos que nos marcan las tendencias y modas de consumo. Pelear nuestra libertad y nuestra humanidad.
Referencias del libro “La era del capitalismo de la vigilancia” (Shoshana Zuboff)
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